1. Realizar trayectos cortos

Las baterías consumen mucha energía para arrancar el motor desde cero y necesitan un tiempo para recargarse mediante el giro del alternador.

La mayoría de la gente usa el coche para recorridos urbanos: trayectos cortos al trabajo, para ir a comprar… En estos trayectos hay continuas paradas y arranques en semáforos, varios destinos en un corto espacio, etc. Esto es un problema para este componente, que consume energía con los arranques de motor y no le da tiempo a recargarse en trayectos cortos.

  2. Largos períodos sin uso y que afectan a la batería

Si tu cliente deja parado el coche durante un largo período de tiempo corre el riesgo de que su batería se descargue.

Desde CEMA Baterías aconsejamos arrancarlo y circular un poco con él al menos una vez a la semana. Si no es posible, el truco es desbornar la batería en uno de los polos o usar un cortacorrientes. Pero debe comprobar en el manual del coche o si esta operación influiría en la centralita o si habría que reprogramar algo (sistema multimedia, etc.) cada vez que quiera volver a ponerse en marcha.

  3. Batería sucia

Si la batería no se limpia de vez en cuando la humedad provocará fugas, óxido… y descargas graduales. Se pueden proteger los bornes con vaselina específica para esta tarea.

 4. Ignorar los avisos

Cuando la batería no funciona correctamente, el comportamiento del coche nos avisa. Y muchas veces se comete el fallo de ignorar estos avisos. Si el coche tarda en arrancar, notamos los faros parpadeantes al arrancar o si el voltímetro va menguando, son indicios de que la batería tiene problemas. Si nos sale el aviso en el salpicadero posiblemente ya será demasiado tarde…

  5. Dispositivos encendidos

Todo el mundo se ha dejado alguna vez las luces del coche encendidas, y a la mañana siguiente se encuentra con la batería descargada. Con los coches modernos ya no ocurre porque las luces se apagan automáticamente, pero hay otras situaciones en las que esta puede seguir consumiéndose hasta que se descarga.